domingo, 25 de septiembre de 2011

GRAN LUCHADORA

He crecido contigo, a tu lado, cogidas de la mano, yo soy tú, porque viví y aprendí contigo.

Aún recuerdo, de pequeñita, cuando en las largas siestas tu dulce voz me consolaba con una nana, parece que la estuviese escuchando ahora mismo y cuando al oído me susurrabas que si no me dormía iba a venir el coco o el famoso hombre del saco... Siempre me has protegido, cuando hacía algo que no debía hacer o llegaba tarde a casa, has sido el hombro de mis lágrimas, el escondite de mis secretos y los brazos que me abrazaban, aportándome seguridad, tu mano siempre ha estado ahí, tendida para todo.

No has llevado una vida fácil, te quedaste sin padres muy pequeñita, también muy joven sin marido, pero fuerte como un junco, has luchado contra la adversidad y has sido la más admirada en todo momento, una mujer con coraje y aún así, nos has regalado tu sonrisa todos los días.

Tus últimos días en la UCI, han sido duros, se te veía débil y cansada, pero aún así, has seguido luchando, como siempre. La fría mañana del pasado 23 de septiembre, una niebla cubría Badajoz cuando ibamos por la autovía, pues tu cuerpo en forma de ángel, subía al cielo, recibida entre algodones.

Parece mentira, abuela, que ya no estes aquí y es ahora cuando te siento en mí más que nunca, llevo tus genes, tu sangre y orgullosamente luciré la mancha de mi brazo izquierdo, esa que la génetica, mágicamente nos concedió.

Feliz pienso, que dulcemente te has ido sin fufrir y que por fin te has reencontrado con Él, tu eterno amado.

Gracias abuela, por todos estos años.


Te queremos.


Jara Piñero Gabardino.