martes, 24 de abril de 2012

RESTOS DE UN ADIÓS




El despertar desnudo de una vida rota, marcada por los pasos de un naufragio turbio.
El dulce sosegar de un adiós.
Un túnel tenebroso y fugaz.
Somos materia propulsada por los latidos del corazón, que riega nuestro cuerpo, somos un soplo de aire, nada más..
Anclados súbitamente a la existencia, nuestra propia existencia, esa que tiene un punto de partida y un destino final con fecha de caducidad, que burla continuamente nuestro paso por este mundo.
Quizá el sentido de la vida sea la muerte, o quizás la eternidad, tan sólo nos queda vivir.

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