lunes, 4 de abril de 2011

DIAGNÓSTICO


Una tímida sonrisa se dibuja en mi cara cada vez que escucho esta famosa frase: "la paciencia, madre de todas las ciencia" y de forma fugaz, aparece en mi mente una pregunta absurda: ¿cómo tener paciencia en tales situaciones? Seguida de: ¿qué es la ciencia? Según la primera definición de la RAE, ciencia es: "el conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento, sistemáticamente estructurados y de los que se deducen principios y leyes generales", quizás sea lo que comúnmente entendemos por ciencia en términos generales, siendo esta misma palabra, la Madre de las diferentes vertientes. Creo que la ciencia ha sido y es la ley que mueve el mundo, desde sus inicios. Resulta curioso y digno de admiración los beneficios y avances, que hemos obtenido de las continuas investigaciones científicas frente a ciertas enfermedades. Hace relativamente pocos años, cualquier persona moría por un simple resfriado común y ahora, sin embargo, somos capaces de mandar un cohete al espacio o de poner un pie en la luna. Pero sigo pensando, sentada frente a mi diagnóstico, ¿por qué ho hay ya una cura para este mal? ¿por qué aún este enemigo se sigue cobrando la vida de miles de personas cada día?, la verdad, no lo entiendo. Después de ver y sentir en mi cuerpo varios síntomas como, dolor abdominal, la piel algo amarillenta y una sospechosa pérdida de peso, mi peor pensamiento, ya apuntaba a una temida realidad, dura y pura realidad, cáncer de páncreas. Parece mentira, como tras asumir la enfermedad y mi futura corta vida, supe resurgir de las cenizas como tal cual lo haría un ave fénix y lavarle la cara al mundo, aferrándome a la vida en toda su amplitud y sin duda aprovecharé mis últimos días en la tierra, porque es mi destino. Me conformo con poder ver a los que quiero todos los días y tenerlos cerca, me conformo con ver brillar el sol cada mañana y escuchar el canto de los pájaros o mirar la lluvia desde mi ventana. La vida sigue de momento y aprovecharé cada instante, porque cada minuto que pasa estamos muriendo todos (no sólo yo) y puede ser el último. Pero sigo aún sentada, con el papel que contiene mi diagnóstico y continuo pensando, como hemos sido capaces de clonar una oveja, de construir ciudades, de salir al espacio y aún no hay una cura para este mal y otros muchos, pero hay algo que siempre estará ahí, latente, la esperanza, es lo único que nos sostiene ante un mundo donde la lotería negra se encapricha con cualquiera, en cualquier momento y lugar, quién sabe, puede que algún día me despierte con una fantástica noticia, al igual que Ray Tomlinson, en 1971 enviara el primer correo electrónico de la historia, quién sabe, confiaré en la ciencia.

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