jueves, 13 de enero de 2011

EL PASEO

TRANSEÚNTE


La hierba lejana, se veía de un color blanquecino, fruto del rocío tras la noche. La mañana se vestía de niebla y el sol intentaba quitársela poco a poco. Me he cruzado con una vecina que iba a trabajar y ha sido curioso mirar como se perdía a lo lejos. Mas adelante un grupo de mujeres con ropa deportiva iban dando andando apresuradas. Mientras tanto, una anciana intentaba cruzar el paso de peatones, ante la insólita imagen de los coches que indiferentes, no se dignaban a parar. Indignada he seguido mi camino. En el centro de salud, la gente entraba y salía , con las manos llenas de recetas y demás documentos. Al otro lado una señora barría la puerta de la calle mientras charlaba con la vecina. Las madres llevaban los niños al colegio, bastante abrigados, pues hace frío. Los adolescentes cargaban sus mochilas y carpeta en mano, entraban en el instituto. Sin darme cuenta casi, he llegado a la calle en la cual viví mi infancia, al ver la casa de mi abuela, en la cual me críe, un fuerte sentimiento de nostalgia ha invadido mi cuerpo y un sin fin de recuerdos han brotado en mi mente. Después de la pausa, he continuado. En el bar de siempre, algunos hombres desayunaban y otros tomaban su copita de coñac, mientras el camarero, lleno de prisa, intentaba dar servicio a todos. Casi en puertas de casa ya, me he parado a comprar pan para hacer tostadas. Ahora, estoy sentada en el sofá, escribiendo esto, que no es más que el recuerdo de una mañana de paseo, pero ¿quién sabe?puede ser que mañana no lo recuerde.




Jara Piñero Gabardino.

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